LITERALIA

ARTÍCULOS DE OPINIÓN

lunes, 22 de octubre de 2012

TO VOTE OR NOT TO VOTE. THAT'S THE SYSTEM

Hola, mentecillas inquietas:

    Tras la jornada electoral de ayer en Galicia y Euskadi y después de revisar los resultados, me ha estado rondando una pregunta durante toda la noche: ¿Qué diablos nos pasa?

  A estas horas ya no quedará casi nadie en este mundo que no sepa ya que el PP ha arrasado en Galicia y el PNV ha ganado en Euskadi, con la necesidad de pactar con Bildu si quiere formar gobierno sin contar con las otras fuerzas parlamentarias (PP, PSOE y UPyD). Y ahí lo tenemos, una vez más. La derecha ostentando la mayoría absoluta después de unas nuevas elecciones, menos de un año después de las generales que nos han dado la oportunidad en este tiempo de comprobar los devastadores efectos de entregarle el poder a esa gente. 

   La respuesta a la pregunta no he sabido encontrarla fuera de las conclusiones de siempre, que pasan por dos claves que parecen ser fundamentales. Una es la ya clásica división de la izquierda y la otra es el impacto real de la abstención en los resultados. Y estos dos aspectos son los que vamos a analizar en esta entrada.

   Tratemos primero la supuesta división de la izquierda. Estamos acostumbrados a que en la elecciones de las últimas décadas se presenten cientos de partidos de diversas características pero sólo unos pocos tienen posibilidades de conseguir representación parlamentaria. Y vamos a la típica pescadilla que se muerde la cola; ¿No tienen fuerza porque no les votamos o no les votamos porque no tienen fuerza? En Grecia hemos podido ver cómo, de ser una coalición prácticamente testimonial en cuanto a resultados electorales, SYRIZA ha pasado a liderar la oposición en solitario, y eso "gracias" a un pacto entre los archienemigos PASOK y Nueva Democracia (los homólogos helenos de PSOE y PP respectivamente). Entonces, ¿pueden realmente servir nuestros votos para revertir la situación de bipartidismo y partitocracia que nos atenaza desde hace más de treinta años? La respuesta parecer ser SÍ. ¿Por qué no ocurre? Y esto nos lleva al siguiente párrafo y la segunda clave a tratar en esta entrada.

   El sistema electoral es injusto, poco representativo y favorece sobretodo a las mayorías. Este sistema, apoyado por la ley de cálculo de D'Hondt, hace que las mayorías y los partidos territorialistas (nacionalistas o no) estén sobre-representadas. Además, a esto se une el desencanto (¿alguna vez estuvimos realmente encantados con esta basura?) del grueso de la ciudadanía para con los políticos de este país (y de cualquiera, echando una ojeada fuera de nuestras fronteras). El sistema es injusto, esa gente no me representa, prometen lo que sea en campaña y luego hacen lo que les da la gana, ostentan privilegios que el resto de ciudadan@s no puede ni soñar disfrutar, no estoy de acuerdo con el sistema electoral ni con el sistema a secas, votar a uno o a otro o al de la moto no va a servir de nada, son todos iguales, etc. Todo este tipo de afirmaciones son tan oídas desde hace años entre el electorado, y mucho más desde el inicio de la estafa global (algunos la siguen llamando crisis), que es fácil comprender que, por ejemplo ayer en Euskadi y Galicia, la participación pudiese ser catalogada como ridícula y poco representativa de la sociedad (Un 65.83% en Euskadi y un 63.8% en Galicia). Esto nos recuerda a cuando el estatuto de autonomía gallego fue aprobado en referéndum con la participación de menos de la cuarta parte del electorado. O más recientemente al referéndum (siempre consultivos. Nunca vinculantes) para la fallida (¿o no tanto?) Constitución Europea. 

   ¿De qué sirve entonces votar o no votar? ¡Ahí está la trampa! Pudimos oír en The Financial Times al secretario de comunicación del PP diciendo claramente que su gran baza es la abstención. Su estrategia, públicamente, pasa por desalentar a los votantes socialistas (extensible a toda la izquierda) para que se queden en casa. Conociendo como conocemos (porque lo conocemos, ¿verdad?) el sistema electoral que tenemos (nos guste o no, es el que tenemos), es evidente que los votos en blanco, nulos, las abstenciones y hasta los minoritarios sin posibilidad alguna de representación parlamentaria NO EXISTEN. El vigente sistema los borra del mapa. En el reparto de escaños se convierten en votos para los dos o tres partidos más votados según el ránking. 

   Aun así, todavía hay gente (mucha) que se abstiene o vota blanco/nulo a conciencia porque consideran que participar en unas elecciones es hacerle el juego al sistema y legitimarlo. Ese planteamiento es bien cierto, pero tal y como hemos podido comprobar repetidas veces, poco operativo, al menos a corto o medio plazo. Y en la situación de emergencia en la que está claro que nos encontramos no podemos pensar sólo en el largo plazo. Dejar vía libre a partidos neoliberales y corruptos (no son todos. Que no os coman la cabeza. Hay gente de todo tipo en todas partes) sólo nos lleva al panorama que no hace falta describir. ¿Para qué describirlo si ya lo hacen los medios de comunicación diariamente? Viernes tras viernes, mazazo. ¿Gracias a qué? A la abstención, porque gran parte de quienes no fueron a votar o lo hicieron por la opción blanco/nulo son gente de izquierdas o anarquistas (o simpatizantes o simplemente escépticos) que no están de acuerdo con el sistema y no quieren participar de él, pero luchan contra la realidad con armas alejadas de la misma. La transformación social sólo puede llegar con lucha, pero también con un análisis inteligente de la situación y todas las variantes, sin empecinamientos y elaborando líneas de acción operativas y útiles. "Rubén, eso se parece mucho a la falacia del voto útil" puede decirme más de un@, y en cierto sentido tendrá razón, pero nadie me negará que a corto y medio plazo, no tenemos mucha más opción aparte de favorecer al PPSOE. Si votando le estás haciendo el juego al sistema, ¿a quién le haces el juego no yendo a votar? El PP lo tiene muy claro y fomenta la abstención en la izquierda, porque saben que somos una masa de electores que jamás les votaremos a ellos.

 Salu2

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