Todos los hombres que te rechazaron
estarán pensando en ti
en el mismo instante.
Al mismo punto.
El mismo segundo;
escribiendo una historia
de posibles subjuntivos
que, en su real momento,
no se atrevieron a escribir.
Mientras tanto,
mientras ese común segundo llegue,
si llega,
bajo una misma luna gris,
no escatimes.
No te escondas.
No te encierres.
No desoigas.
No receles.
Debes firmar otras historias.
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