LITERALIA

ARTÍCULOS DE OPINIÓN

martes, 28 de enero de 2020

SANGRE NUEVA


   Llevaba gran parte de su vida de mortal teniendo encuentros aislados con desconocidos a quienes, en la mayoría de ocasiones, no volvía a ver. De hecho, muchos de esos encuentros acababan sin llegar a conocer el nombre real de la persona con la que había estado compartiendo fluidos durante un tiempo.

   Ahora que terminaba de asumir su nueva naturaleza, le alcanzaba la realidad apremiante de su nueva alimentación y el sistema para conseguirla. ¿Para qué cambiar? Al fin y al cabo el objetivo era casi el mismo: cazar. Así que, ¿por qué no usar las mismas herramientas?. La satisfacción sexual ya no era una pulsión que saciar, pero sí el ansia de la necesaria sangre, así que sólo tenía que cambiar el uso y disfrute de las víctimas. Follar no, beber sí, pero con el mismo objeto de deseo.

   Se encontraba ahora frente a un colosal edificio art decó de doce plantas en el centro de la ciudad, a las diez y cuarto de la noche. Todos cuantos le rodeaban habían terminado sus vacuas cenas de mortales mientras él se dirigía a cenar ahora un menú bien diferente. Tuvo la suerte de que a la puerta del hotel estaba el botones que, acompañando un gesto que le invitaba a entrar expresó un necesario "adelante, señor" sin el cual no hubiese podido atravesar el umbral.

   Una vez en la quinta planta le costó encontrar la habitación quinientos veintisiete pero, finalmente, dio con ella. Escribió por la aplicación de contactos a su presa indicando que ya estaba en la puerta y éste abrió enseguida en calzoncillos mostrando una sonrisa sugerente.

   - ¿Qué tal? ¿Mucho frío?

   - Lo normal en estas fechas.- Tenía obviamente que justificar, aunque ya no fuese capaz de sentir frío ni calor, que su piel ostentaba el característico helor de la muerte... pero eso sería si conseguía entrar en la habitación.- ¿No vas a invitarme a pasar?

   - ¿Para qué? Si ya has venido hasta aquí...

   - Ya. Pero me tienes que invitar.

   - No entiendo por qué. Tienes dos piernas y la puerta no está cerrada.

   - Ehm...- tuvo que reprimir un resoplido de frustración. Esto no iba a resultar tan sencillo como esperaba.- Ya, bueno. Pero yo preferiría que me invitases explícitamente a pasar. Una fantasía. Tómalo por ahí.

   - Mira, tío, eres un poco raro. A mí estos rollos de roles no sé si me van mucho. No voy a ponerme a jadear como un perrito ni a llamarte "amo" ni nada de eso.

   - Sólo necesito que me invites a pasar.

   - Pero bueno, qué perra te ha entrado con lo de la invitación. Yo quiero echar un polvo. Si quieres, muy bien, y si no, ahí está el ascensor.

   ¿Era eso una invitación? Se aventuró a probar y se dio cuenta de que había una especie de fuerza invisible que le impedía cruzar el dintel de la puerta de la habitación quinientos veintisiete flanqueada por un maromazo de metro noventa de altura en slips blancos. No. No era una invitación.

   - Oye, si no vas a invitarme de forma explícita a pasar efectivamente va a ser mejor que me vaya.- La derrota se mostraba claramente en el tono de voz, y no pudo evitar añadir algo más como para sí mismo- A ver si esta noche no me muero de hambre.

   - ¡Ostia! Perdona. No lo había pillado así. Tendrías que haber empezado por ahí. Pasa, que creo que me ha sobrado algo de lo que me he traído del catering.

   No le interesó lo más mínimo a qué evento o trabajo habría acudido ese señor durante el día en el que había podido sustraer comida de un catering. Lo que llamó su atención fue el "pasa" cristalino que había articulado por fin verbalmente. Comprobó y celebró para sí que ya esta vez sí pudo entrar en la habitación.

   Unos minutos después, mientras dejaba rendido en la cama al hombre al que no se había tomado la molestia de desnudar del todo, pálido y con bastante menos cantidad de sangre en las venas que cuando abrió la puerta pero aún vivo, llegó a la conclusión de que su estrategia alimenticia era adecuada pero debía depurar aún un poco más la técnica.


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