15-S SUMA Y SIGUE

Hola, mentecillas inquietas.

  A estas alturas de la película no cabe duda de quiénes formamos parte del verdadero blanco de los ataques del gobierno, y no lo voy a repetir. Porque todos lo sabemos. Porque aunque hay muchos medios que hoy llamamos "de la caverna" que quieran desinformar y despistar, el no entrar al trapo de explicarles lo obvio es una manera de deslegitimarlos. 

  ¿Qué hacer ante todo esto? Me resulta sencillamente inaceptable, ya no sólo que nuestros gobiernos (sí, en plural. Este, el anterior, y todos los anteriores) no hayan sido capaces de ir a por quienes tenían que ir, porque son poderosos. Esa actitud me lleva a pensar que actúan como matones, es decir, como los matones medios de los colegios, no como los matones supremos. Como no puedo rebelarme ante el mafioso del cole que roba a golpes todos los bocadillos, me alío con él y me como al menos uno de esos bocatas descargando mi furia contra todos los demás compañeros que no comprenden por qué me comporto así. 

  Ese estupor colegial es perfectamente identificable con la doctrina del shock a la que nos están sometiendo. El avance de los recortes es tan rápido, arrollador y descarado, que deja al pueblo sin capacidad de reacción para defender lo que le pertenece y se ha ganado a pulso con mucho esfuerzo y sacrificio en los últimos, al menos, cuarenta años. Nos convencen (o eso pretenden) de que ya no vale de nada ni acampar, ni manifestarse, ni protestar, ni oponerse, ni opinar, ni nada. Y si alguna de estas acciones pudiese resultar lo suficientemente peligrosa como para iniciar cualquier tipo de transformación social que comience a dar al traste con las pretensiones absolutistas del nuevo orden mundial que quieren instalar, se echa mano de viejas herramientas tristemente conocidas: LA REPRESIÓN Y LA CAZA DE BRUJAS. Así, a lo macarthismo del s. XXI (que no se diferencia mucho del original. Total, sólo han pasado sesenta añitos de nada)

   En la movilización del 15-S hemos podido ver muchos desmanes. Hemos podido ver cómo vuelve a entrar a escena el perverso baile de cifras contra el que parece que no pueda hacerse nada cada vez que hay una manifestación. También hemos asistido a nuevas detenciones arbitrarias por parte de la policía, que no se da por enterada de que son víctimas del sistema y los gobiernos (insisto en el plural) al mismo nivel que los ciudadanos y ciudadanas a quienes están deteniendo de manera irregular. Por si no fuese bastante, obstaculizan la grabación y fotografía de los hechos (si siempre que se les acusa de abuso esgrimen el arma de las "órdenes superiores", no sé quién ha podido ser tan lumbreras como para dar la orden de obstruir el derecho a la libre expresión e información)para que no haya testimonio de sus excesos. Hemos visto pálidos de indignación cómo entidades políticas y sindicales de todo tipo se afanan en capitalizar social y electoralmente el éxito popular (¿o mejor ciudadano? Para no despistar con la palabrita, más que nada) de las convocatorias, como depredadores que se lanzan a por una presa fácil. ¡Hemos quedado relegados  a la categoría de gacelas de la sabana! Y en muchas manifestaciones acabamos igual que estos tiernos animalillos... corriendo por nuestra seguridad. Y no son precisamente los leones del Congreso de los Diputados quienes nos persiguen. Me da la impresión de que esos se quedan de piedra ante todo lo que tienen que ver dentro y fuera del edificio que parecen guardar. Los pobres, poco pueden hacer.

  Desde luego, hay miles de iniciativas que se pueden llevar a cabo para transformar la sociedad en una más justa e igualitaria, y ante quienes tengan alguna duda, manifestarse y hacer ruido y presión es una más de ellas. El cambio, como cantaba Michael Jackson en "Man in the mirror", empieza por uno mismo, pero para cambiar, necesitas ver ese cambio reflejado y tener un resorte que lo haga comenzar. Y ya estamos en ello. 

Despertad y a moverse.

  Salu2.