Tengo el convencimiento de que no puede uno pasar por el mundo como el que pasa por un corredor, sin mirar nada, sin implicarse, al menos sin opinar. Este mundo es también mío y me voy a comer mi parte... y mientras os cuento qué tal me sabe.
La distancia
cada vez más grande,
y lo que antes fue,
ahora supone un punto
cada vez más pequeño
al otro lado del océano.
Hasta que, a partir de un instante,
sólo queda agua.
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